“…Atanasius Kircher no se limitó únicamente a diseñar aparatos de ilusionismo, sino que también se ocupo ampliamente de la anamorfosis, la deformación intencionada de una imagen que exige adoptar medidas especiales para anularla. El jesuita desarrollo diversos “instrumentos mesópticos” para construir dichas anamorfosis . La mayoría de las anamorfosis eran dibujos de pinturas, pero también podían ser grandes composiciones emplazadas, por ejemplo, al aire libre, como los setos en forma de rostro. Así la anamorfosis yacía como una figura disimulada en el seto recortado y, como rostro, sólo podía verse desde el lugar elegido por el diseñador como punto de proyección, casi siempre una ventana. Esa ventana era para el rostro lo que la clave para un mensaje codificado: convertía un patrón incompresible en un mensaje.
La pregunta de si ese rostro era un efecto ilusorio o si realmente existía, es totalmente fútil: desde todos los puntos de vista –salvo el de la ventana- no era mas que un conjunto de setos plantados sin orden ni concierto aparente.
La obra de arte de la anamorfosis exige que el espectador este dispuesto a ocupar la perspectiva que el diseñador tenia en mente al concebir la obra. Su buena disposición será recompensada cuando se asome a la ventana y vea transformarse ante sus ojos los setos en un rostro.”
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